Rockvolución empresarial: Queen y la creatividad

Cuando hablo de creatividad suelo hablar de Queen y en especial de Freddie Mercury. Fíjese en la cantidad de buenas ideas, además de excéntricas, que hay en la música de Queen. Desde los sonados videoclips como el de ‘Radio GA-GA’ o los videojuegos que generó el videoclip de ‘Invisible man’, o los himnos universales ‘We are the champions’ y ‘We will rock you’, hasta sus estrafalarias y pomposas puestas en escena.

Freddie Mercury fue un personaje extraordinario. Una de sus grandes virtudes era que no aceptaba los límites. Una vez llegó al estudio con su productor, se sentó al piano y le dijo: «Mira lo que estoy componiendo». Se puso a tocar una nueva pieza soberbia. De repente, dejó de tocar, miró a su productor y le dijo: «Y aquí es donde entra el fragmento de ópera». A su productor se le rompió el cerebro en dos mitades en aquél momento. Sin embargo, Freddie logró convencerle y aquél tema se convirtió en ‘Bohemian Rhapsody’, uno de los temas más queridos de la historia del rock, una verdadera joya que podría muy bien ser declarado (perdón por mi entusiasmo) Patrimonio de la Humanidad.

A ver…¿dónde está escrito que en medio de un tema de una banda de rock no puede intercalarse un fragmento operístico? Pues en ningún sitio, pero no se le había ocurrido a nadie antes. Freddie fue el primero al que se le ocurrió la idea, o tal vez no, pero al menos Freddie fue el primero que no vio límites donde no los había. Si su creatividad le dictaba que allí encajaba un fragmento operístico, así debía ser, y así eclosionó el archifamoso estribillo ‘Oh, mama mía, mama mía, mama mía let me go!!’

‘Bohemian Rhapsody’ es una invitación a romper nuestras barreras inconscientes, nuestras barreras autoasumidas, un canto a la libertad creativa. Deberíamos aprender ese mensaje. Demasiadas veces converso con hombres de empresa que no me muestran sus barreras cuando proclaman que algo no se puede hacer, que el mercado no lo aceptará, que será un fracaso. Al hacer eso emiten un mensaje inequívoco: que no están dispuestos a aprender de los errores porque sencillamente no conciben la opción de cometerlos.